MANIFEST


   “La historia nunca ha tenido en cuenta el nomádismo” 
 Deleuze y Guattari.
  
Museos Portátiles es la construcción de un primer archivo de experiencias sobre proyectos de difusión cultural a los márgenes de los circuitos normativos. ¿Por qué a los márgenes? Por qué son proyectos que ponen en cuestión las plataformas culturales institucionales y privadas, bien por su ineficacia o por su ausencia, en un momento coyuntural de sembrados discursos sobre la crisis del museo y sus modelos de continuidad en los circuitos privados.
El museo portátil rompe con la condición estática del museo y el orden fijo de las cosas que representa. El museo en el contexto moderno tiene que ver con una vocación universal que depende de una concepción enciclopédica del saber, del conocimiento. Su objetivo es la producción del sujeto universal, colectivo, la producción misma del público, de la propia condición humana como universal. Desde su génesis el museo es un espacio de proyección del poder, pero matizado por un cierto altruismo ideológico que tenía fe en la capacidad del arte como dispositivo educativo y establecimiento de nuevos valores. Sin embargo, la historia y la experiencia han demostrado que los valores no son universales y el conocimiento universal que contienen las  instituciones del saber, bibliotecas y museos, entra en crisis, se dinamitan los referentes frente a una realidad compleja. Por ello, lo público comienza a ser necesariamente desactivado y controlado. En definitiva, la otredad es silenciada. La heterogeneidad dificulta la creación de una conciencia colectiva y de identidad que ponen en cuestión las estructuras de base sobre las cuales se sustentan los valores del poder político.
Con el desarrollo de un sistema capitalista cada vez más feroz y sutil, el museo tradicional ha pasado de ser el objeto identitario a ser objeto de cambio. Abducido de su capacidad generadora de ideas y de aglutinar a grupos humanos a su alrededor, como supuesta concreción de unos ideales, la institución cultural, dentro de un mundo desvergonzadamente capitalista, se convierte no ya en una representación de la clase dominante si no en un descarado instrumento del poder económico y político.
La idea de museo portátil se mueve en el entramado de la esfera pública con el objetivo de reactivar la condición crítica de ésta, totalmente anestesiada mediante los mecanismos del poder político y económico a lo largo del siglo XX.
Perdida la individualidad, cuando toda ciudad busca su museo de arte contemporáneo, cuando todos los museos de arte contemporáneo ya tienen los mismos artistas/marca que ansían, el paso siguiente es convertir al museo en una marca misma. Ponga un Guggenheim (o un Louvre) en su ciudad. El museo ya no genera identidad, no se integra en un tejido creativo único y exclusivo generado por un entorno, si no que como un objeto extraño se inserta en él intentando atraer al Becerro de Oro del siglo XXI: el turista.
Las ciudades despersonalizadas, convertidas en lugares de vida de individualidades en perpetuo tránsito, áreas de servicios, extensiones de los aeropuertos, necesitan iconos fácilmente reconocibles por el mayor número de personas para atraer visitantes. No hay tiempo de crear bases culturales que generen artistas que den sentido a un museo local.
Se compra el Picasso, luego se compra el nombre del museo entero y en la vacuidad cultural del siglo XXI, las ciudades periféricas que aspiran a las migajas del turista se conforman con comprar el arquitecto del museo/marca. Museos vacíos con los que esperan subir un escalafón en la clasificación de ciudades o generar procesos regeneradores/especulativos de barrios degenerados en los que la estética prima sobre la ética.
¿Tan grande es el poder del arte como para ser capaz de cambiar las rías de Bilbao o el Southwark de Londres de barrios marginales en polos de atracción mundial? El arte asociado al poder especulativo (financiero e ideológico) evidentemente lo cree.
Frente a esta concepción del museo o de la galería de arte, que impone desde arriba, la idea de Museo Portátil, surge para, desde abajo, reconstruir las redes que individualizan al museo, ligándolo a unas experiencias concretas en un ámbito concreto.El museo portátil se construye sobre unos cimientos fluidos y versátiles que no aspiran a la construcción de pilares del saber universal. De este modo, más que proyectar contenidos y alimentar el valor aurático de exhibición del arte, el museo portátil es un artefacto con capacidad para integrar contenidos. Es un contenedor de experiencias o detonador de éstas. Un dispositivo con valor de uso frente al régimen tradicional de exposición.
Es por ello, un instrumento que persigue la disolución del arte en la vida, en contraposición al arte embalsamado en el museo.
Con este propósito de repensar el arte y dialogar al hilo de los mecanismos de difusión del arte y sus filtros institucionales, reunimos aquí un total de trece proyectos en los márgenes (pero no al margen) de las instituciones públicas y privadas del arte en la actualidad. Estos proyectos surgen y se desarrollan en Europa y Sudamérica.
Todos estos proyectos giran en torno a unas cuestiones de latente actualidad en el campo del arte: la valoración de una forma de conocimiento sustentada en la idea de archivo, la pérdida de autonomía del arte y la necesidad de acercarse a otro tipo de público, alejándose del espectador-consumidor.
El archivo, en oposición a la idea de biblioteca o museo, es una forma de conocimiento más libre y democrático que contiene un conocimiento móvil, fluido y desjerarquizado, y  una plataforma que permite, a su vez, incorporar nuevos saberes de forma continua.
Un espacio de conocimiento, en definitiva, rizomático [1]: “ Un rizoma: a diferencia de los árboles o raíces, conecta cualquier punto con otro punto cualquiera, cada uno de sus rasgos no remite necesariamente a rasgos de la misma naturaleza; el rizoma pone en juego regímenes de signos muy distintos e incluso estados de no-signo.”(p48), “El rizoma es una antigenealogía, una memoria corta o antimemoria” (P.49)
El templo de la memoria, el museo, es nuevamente aquí cuestionado y tanto contenedor cómo contenido inician un proceso de reflexión.
Los proyectos que aquí presentamos son un espacio de construcción de la memoria de aquellos que habitan los márgenes, siempre en la periferia de los referentes establecidos. Una memoria que se construye a través de objetos desterrados del sueño del arte, pero capaces de materializar un mapa cartográfico de una realidad concreta y que al integrase dentro de un espacio que a sí mismo se denomina museo, adquieren una relevancia de la que carecían.
Museos Portátiles: Parking 01 nace con la idea generar un debate sobre aquellos proyectos, que partiendo de las funciones clásicas del museo o la galería, llevan sus intervenciones fuera, de un espacio cerrado a un espacio público. No se trata de ir a la caza de nuevos públicos. Si no de poner en práctica la acción política del arte, reconstruyendo las redes sociales en torno a la creación, que el museo como marca ha destruido.
La forma en cómo estas intervenciones en el espacio se efectúan pueden ser muy diversas, pero todas tratan con una realidad concreta e intentan  devolver a la acción artística un valor de uso inmediato no comercial si no social. Es por eso que estas acciones nacen especialmente en Sudamérica, donde las infraestructuras sociales y culturales son deficitarias y donde las bolsas de marginalidad son mayores o en España, un país con un problema identitario grave, en el que en los últimos años, el ‘alunizaje’ de las grandes marcas culturales, ha sido masivo, apoyado por las instituciones políticas y con una actividad artística al margen de la problemática social, y dónde la actividad de los museos portátiles se ha centrado especialmente en la recuperación de la memoria histórica y en la dignificación de la personalidad de barrios a los que un urbanismo banal y ajeno a ellos, había arrebatado la personalidad.
Estos proyectos forman el núcleo duro, con unas características claras:
-Tienen un pequeño dispositivo móvil, capaz de desplazarse.
-Ese dispositivo móvil puede contener, por mínimos que sean, objetos.
-Las acciones están pensadas para sitios concretos con una problemática concreta.
-Se genera una actividad a dos niveles. Un primer nivel una interacción con los participantes de la actividad artística. Y toda una serie de documentos que formarán el archivo generado por la intervención artística.
Junto a este grupo central, toda una serie de proyectos que en mayor o menor grado, participan de esta idea de regeneración del arte como actividad política o social.
La idea romántica del arte como actividad sublime que mejora el espíritu del hombre puede parecer idealista en el siglo XXI. No pretendemos atribuir al arte ninguna función fuera de su alcance. Por sí solo no puede salvar barrios, regenerar marginalidades o cambiar regímenes políticos. Pero puede denunciar y servir de detonante para insignificantes acciones desde su aparente inocuidad. Inocuo porque no lo olvidemos, los proyectos de Museos Portátiles son proyectos de artistas. Un artista que recupera el valor crítico, que había tenido frente al museo como institución legitimadora y que recupera, al escapar, aunque sólo sea temporalmente, de la actual institución legitimadora del arte: el mercado y la cotización.  
Pura María Campos
Vicente de la Fuente

[1]    DELEUZE, Guilles y GUATTARI, Félix. Rizoma. Introducción. Pro-Textos. Valencia, 2005